- 1 alcayota o cayote.
- Azúcar (terceras cuartas partes del peso de la fruta ya limpia, sin cáscaras ni semillas).
- Se pueden agregar algunas cáscaras de limón o naranja, a mi me gusta más su sabor natural.
En primer lugar hay que colocar entera la fruta, en una fuente para horno a temperatura media, durante 1 hora aproximadamente, luego dar vuelta el cayote y dejarlo media hora mas. La cantidad de tiempo varia según el tamaño de la fruta. Cuando se saca del horno, la cáscara está más dorada.
En ese momento hay que dejar enfriar un poquito y luego cortarla por la mitad, a lo largo.
Una vez que se obtiene la pulpa, que contiene mucha fibra, se pesa. Luego se coloca en la olla en que va a cocinarse y se le agrega azúcar, una cantidad equivalente a 3/4 del peso de la alcayota ya limpia.
(si obtenemos 1 kilogramo de pulpa, ponemos 750 gramos de azúcar). Esa preparación va a la heladera toda la noche.
Al día siguiente, sólo hay que colocar la preparación a fuego muy suave, revolviendo a veces, durante aproximadamente tres horas, dependiendo del fuego. yo lo preparo en olla de acero inoxidable y no se pega, pero hay que ir monitoreando. Cuando se consume la mayoría del líquido que se formó en la noche y toma una coloración dorada, hay que revolver con frecuencia porque hay riesgo de que se pegue. Cuando llega a estar más espeso y bien dorado, sólo hay que dejarlo enfriar y saborearlo.
Puede suceder que la fruta sea demasiado fibrosa y se obtenga muy poco jugo en la maceración, en ese caso se puede licuar una parte para obtener más pulpa, pero sólo una parte ya que el resultado final debe tener fibras.
Es muy rico para comerlo con pan o tostadas o como postre, con queso.
Para conservarlo, se puede envasar en frascos con tapa a rosca de metal. Para ello hay que hervir los frascos y las tapas, en una olla con un trapo o repasador en el fondo. Una vez que hirvieron un rato, poner los frascos boca abajo para secarlos. Colocar el dulce aún caliente en su interior y ponerlos nuevamente boca abajo, de esta manera se sellan las tapas a rosca, haciéndose vacío.